jueves, 7 de diciembre de 2017

LOS VIAJEROS. 25 AÑOS DE CIENCIA FICCIÓN MEXICANA. Varios autores



-La ciencia ficción debería ignorar fronteras, pero la industria suele recordarlas con demasiada frecuencia (dentro y fuera de esas fronteras, claro).-
Portada del libro Los viajeros. 25 años de ciencia ficción mexicana, de varios autores

Género. Relatos.

Lo que nos cuenta. El libro Los viajeros (publicación original: 2010) ofrece dieciocho relatos seleccionados por Bernardo Fernández Bef (con un interesante y sensato criterio a la hora de elegirlos, tal y como lo explica en el prólogo, por mucho que estén entre sus favoritos personales), con epílogo de Alberto Chimal, y que nos llevarán a conocer, entre otros asuntos, el final del universo, un par de situaciones postapocalípticas, un par de viajes en el tiempo con razones y voluntades muy distintas, el control de población mediante duelos infantiles o androides como herencia de la humanidad.

Mi opinión/Destacado/Potenciales Evocados.

   - La pequeña guerra (Mauricio-José Schwarz, 1984): distopía futurista, la versión más gladiadora de Los juegos del hambre, intensa, lograda, y con un giro final de aparente levedad pero que le da otra óptica a lo leído.

   - Un hombre es un hombre (Gabriel Trujillo Muñoz, 1998): la versión más íntima y cercana de asuntos tratados en trabajos como Herederos del perisferio.

  - Los motivos de Medusa (Gerardo Horacio Porcayo, 1991): interesante trabajo que nos va preparando desde el principio para su ambiciosa conclusión, sin que nos demos cuenta gracias a la labor del escritor, trabajado en la parte emocional y logrado.

 - El viajero (José Luis Zárate, 1988): subgénero como excusa para un relato “existencialista”, tal vez un poco alargado para su rumbo pero con algo distintivo dentro de que camina senderos muy recorridos ya.

   - …Y el ovni cayó (F. G. Haghenbeck, 2006): relato también conocido por el subtítulo El evento Ros-Huelittan, un trabajo que demuestra que, por mucho que las formas y la intención localicen de manera clara una trama, hay cosas que van más allá y pueden entenderse en cualquier sitio gracias al divertido acercamiento rural y “agrosocial” tan reconocible (o dicho de otra forma, un ejercicio dentro del equivalente mexicano del subgénero español " de cachava y boina").

   - Un juguete para Justine (Antonio Malpica, 2010): búsqueda de la felicidad propia y ajena mediante tecnología, un trabajo de sensibilidad madura y que se aproxima al subgénero de forma indirecta pero con éxito narrativo.

   - El año de los gatos amurallados (Ignacio Padilla, 1994): escena postapocalíptica agobiante en el escenario y en los comportamientos, horror de primera categoría sin recurrir a efectismos (casi), bastante notable en su propuesta.

 - Ruido gris (Pepe Rojo, 1996): relato Cyberpunk de buen ritmo pero un poquito alargado, que recurre a un protagonista cuyo trabajo siempre está de fondo en esa corriente de la ciencia ficción pero que no suele traerse a primer plano de la trama, tenso e interesante.

 - El ascenso (Cecilia Eudave, 2010): atmósferas de Y he llegado a este lugar por caminos errados para una trama tipo Philip K. Dick, aunque con tonos de cálidos a lo Munro.

  - Se ha perdido una niña (Alberto Chimal, 1998): muy agradable de leer, cuidado, que podría ser la versión más “seria” y “de alcance” de un trabajo de Kelly Link.

  - La hora de las luciérnagas (Karen Chacek, 2010): relato que podría tender un puente entre la narrativa “generalista” y el subgénero, más sugerente que directo, interesante y agradable de leer.

 - Las últimas horas de los últimos días (Bernardo Fernández Bef, 2004): escenario apocalíptico al servicio de un trabajo sencillo y sin sorpresas pero con un poso de recuerdos y sentimientos al fondo, muy al fondo.

 - Radiotekhnika cantina (Gerardo Sifuentes, 1998): espiritualidad Cyberpunk en entornos de bar “suciofuturistas”, con buen ritmo y atmósfera muy lograda.

  - El duelo (Rodolfo J. M., 2004): la versión corta, nihilista y existencialista de conceptos vistos en Leyes de mercado y El club de la lucha.

  - Instantáneas F&D (Édgar Omar Avilés, 2009): Ejercicio técnico muy interesante, quizá el más “valiente” y “arriesgado” de la recopilación, que se combina con una prosa tan poética como específica para contarnos una historia desde “flashes” o “instantáneas”.

  - Futura Nereida (Gabriela Damián Miravete, 2010): otro de los ejercicios llamativos desde lo técnico, que mezcla la temporalidad con el homenaje a los libros y la lectura, con mucha sensibilidad en sus páginas.

   - Paralaje (Rafael Villegas, 2010): a partir de un hecho histórico no muy conocido, casi más un ejercicio de narrativa contemporánea que de subgénero en realidad.

  - La otra orilla (Orlando Guzmán, 2010): mezcla de ciencia ficción Hard, poesía de fondo y sensibilidad tan viajera como individual en un texto que parece distinto a los demás pero que, diría yo, resume a la perfección el leitmotiv de la antología.

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